el Rincón de Góngora con Mar Romera: "En temas de educación no hay que mirar tanto a Finlandia".
El Rincón de Góngora
Educación
La elección del
colegio de los hijos se ha convertido casi en cuestión de estado en muchas
casas. Hay incluso quien empieza la búsqueda del 'centro perfecto' cuando el
retoño aún no ha empezado a gatear. "Todo lo que hacen los padres es con
la mejor de las intenciones", explica Mar Romera (Heidenheim, Alemania,
1967) , maestra y pedagoga que acaba de publicar el libro 'La escuela que
quiero' (Destino), un manual cargado de sentido común sobre este tema.
"Normalmente pensamos en sobreproteger y en sobreestimular y quizá
deberíamos centrarnos en las potencialidades de ese niño y en la capacidad para
que gane autonomía".
La opinión de Mar Romera
A juicio de Romera, "no hay que mirar tanto a
Finlandia" -siempre referente en los informes PISA (Programa para la
Evaluación Internacional de Alumnos)- en temas educativos. "Hay cosas que
podemos aprender de ellos, por ejemplo, en lo que respecta a la formación del
profesorado, pero en el método no están tan avanzados. Además, tienen menos
horas de clase que nosotros, menos días lectivos y menos asignaturas, algo que
quizá debería hacernos reflexionar. Pero aquí sólo oímos hablar de
resultados". Y estos "siempre son relativos". A veces olvidamos
que cada niño es un mundo y que la generalización suele salir cara. "En
educación no hay una comparativa objetiva en datos".
Los problemas de la
educación en nuestro país los centra Romera en dos puntos principalmente:
"la burocratización y la politización": "No se hace escuela de
calidad cambiando de modelo cada cuatro años", explica. Defiende que
"la calidad de una escuela no la hacen los recursos sino las
personas". Y pone en valor la figura del profesor, no siempre valorado
como se espera: "Si la familia no confía en el docente, los alumnos
tampoco". La pedagogía del siglo XXI tiene que buscar nuevos enfoques. Se
habla mucho de innovación en las aulas, pero conviene acotar un término tan
amplio. "La escuela innovadora será aquella capaz de mirar con ojos de
niño. No son consumidores de escuela; son protagonistas de lo que pasa en
ella".
En este sentido, la escuela que pretenda ser innovadora tendrá "que
empoderar a los alumnos y también a los profesores". En ese discurso por
hacer una escuela acorde a los tiempos, aboga por centrarse más en el
"ser" y no tanto en el "saber". "Hay que ajustar el
sistema a los niños; y convendría dejar de meter cosas en él: que si robótica,
ajedrez... No tendremos éxito si seguimos cargando el sistema". El 'cuanto
más mejor' quizá deba dar paso al 'menos es más'. Muchas veces los niños van
"como autómatas: Estamos construyendo TDtodo", concluye. La paciencia
y el saber escuchar son herramientas más útiles para construir esa escuela
'ideal'.Y aquí la palabra cambio es clave, tal y como explica en el libro.
"La escuela debe preparar a los niños para el cambio, debe enseñarles a
tomar decisiones, a conquistar esa autonomía mientras deciden". Y dentro
de esto hay que enseñar a gestionar el miedo, pero también el amor.
Publicado en El Mundo
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