Colau, Maragall y Artadi quieren subir la tasa turística en Barcelona.
El Rincón de Góngora
Barcelona
LA DESTRUCCIÓN TOTAL
DEL TURISMO. Así lo ven, si se conoce el sector
y lo que es el Turismo, en Cataluña y resto del mundo. Es increible como pueden
querer pagar su mala gestión con los ingresos de los turistas, cuando los
tendrían que favorecer, ya que ya están pagando un impuesto.
Acoger al turista como se merece y con servicios directos profesionales, no con trabajadores precarios en empresas externas. Las personas que visitan las ciudades y además una gran ciudad, son comunicadoras en sus propios países sobre lo que han visto, pero parece ser que desean que se transmita la suciedad y el abandono completo de la ciudad minuto a minuto.
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La candidata a la
reelección propone un recargo para que los turistas contribuyan a financiar el
transporte públicoAcoger al turista como se merece y con servicios directos profesionales, no con trabajadores precarios en empresas externas. Las personas que visitan las ciudades y además una gran ciudad, son comunicadoras en sus propios países sobre lo que han visto, pero parece ser que desean que se transmita la suciedad y el abandono completo de la ciudad minuto a minuto.
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Con distintas formas y
objetivos, cuatro de los siete partidos con representación en el Ayuntamiento
de Barcelona (BComú, Junts per Catalunya, ERC y la CUP) apuestan en sus
programas electorales por subir la tasa turística. Un impuesto que grava las
pernoctaciones de los turistas y que recauda la Generalitat, aunque en
Barcelona el Ayuntamiento decide el destino de la mitad de los ingresos. La
propuesta más ambiciosa es la de la alcaldesa Ada Colau: imponer un recargo a
la tasa para que los turistas contribuyan a financiar el transporte público.
La tasa turística ha
pasado, pues de protagonizar una dura polémica —con presiones de los hoteleros
para que no se implantara— previa a su aprobación en el 2012 en el Parlament, a
ser asumida por todas las fuerzas políticas. Y no solo asumida, sino que los
partidos aluden a la necesidad de destinar su recaudación a promoción turística
(la idea original) y también a proyectos que compensen las molestias o gastos
que generan los visitantes en los barrios más presionados.
En el global de los
ayuntamientos catalanes el reparto de la recaudación es del 30% para el
municipio y el 70% para la Generalitat. En Barcelona la tasa oscila, en función
de la categoría del alojamiento, entre 0,65 y 2,25 euros por noche. La ciudad,
que reclama gestionar el 100%, consiguió elevar el porcentaje que gestiona
hasta el 50%. El año pasado fueron unos 15 millones de euros.
El gobierno de Colau,
además, decidió limitar la aportación de esta cantidad al consorcio Turisme de
Barcelona a solo 4,5 millones de euros. El resto lo dedica a actuaciones de
mejora de los barrios y a proyectos culturales y de patrimonio. En 2018 se
destinaron a incrementar agentes cívicos y cazadores de pisos turísticos,
mejora de señalización de algunos barrios, el festival LlumBCN o la Bienal de
Pensamiento.
Ayer, durante la
primera de las ruedas de prensa que organiza la Agencia EFE con los candidatos,
la alcaldesa Colau aseguró que si resulta reelegida rebajará el precio de la
T-Mes de 54 a 40 euros, aumentar un 30% la capacidad del transporte público en
la ciudad y elevar la frecuencia del metro a dos minutos y medio. Además, los
usuarios de la T-16, los menores de 16 años, podrían utilizar su tarjeta de
transporte gratuito fuera de Barcelona, hasta la tercera zona tarifaria. La
alcaldable propuso financiarlas con el 100% de la tasa turística que reclama
recibir íntegramente, y con un recargo para costear el transporte público,
previsto en la Ley catalana de financiación del transporte público. BComú
recordó que Ciudadanos, JxCat, ERC y el PP rechazaron en el Parlament una
moción en este sentido.
El candidato de ERC,
Ernest Maragall, propone también aumentar la tasa, “a nivel de otras ciudades
europeas” con una autorización expresa de la Generalitat para que Barcelona
pueda recaudar más. Los republicanos aseguran que perfilan con la
Vicepresidencia Económica de la Generalitat (en manos de ERC) una reforma de
ley que regula el tributo que le permita a la capital catalana recaudar más.
Así, dicen, Barcelona podría recibir un 30% más de lo que recibe ahora. Además,
sugiere que el importe de la tasa se vincule con la ubicación y categoría de
los hoteles. El dinero recaudado sería finalista: iría a mejora del espacio
público de las zonas afectadas, cultura y contra “el choque climático”.
En el caso de Junts per
Catalunya, el partido pretende doblar la actual recaudación con una subida de
la tasa en los establecimientos de mayor categoría. Y destinarían los ingresos
a promoción del turismo de calidad y a politicas sociales que reviertan los
efectos negativos del turismo en, por ejemplo, la vivienda. La CUP propone
establecer un impuesto turístico “justo” gestionado por la hacienda municipal y
que complemente al impuesto catalán de pernoctaciones hoteleras. La tasa sería
progresiva en función de los días de estancia, la temporada y de la carga de
turistas del distrito, y la recaudación se destinaría a “defender la vivienda y
luchar contra la pobreza”. La CUP propone estudiar una nueva tasa para los
establecimientos que ofrezcan servicios turísticos.
El PSC reclama el 100%
de la tasa, pero no incrementarla. Y sugiere destinar la recaudación en
promoción de turismo de calidad, conservación del patrimonio cultural y los
barrios donde el turismo tiene mayor impacto. Ciutadans reclama también el 100%
de la tasa para la ciudad.
Y el candidato del PP,
Josep Bou, que considera que el turismo es un “maná para Barcelona”, cuestiona
cualquier iniciativa que ponga “palos en las ruedas” al sector, pero asume la
tasa no desaparecerá y confía en que no aumente.
La tasa turística que periódicamente
es objeto de debate en Barcelona, existe también en las grandes ciudades
europeas que reciben millones de visitantes. Estos son algunos ejemplos.
Lisboa, limpieza y
eventos turísticos. Estableció su tasa en 2016. Un euro por noche y persona
adulta. En 2018 recaudó unos 20 millones de euros y este año ha doblado la tasa
a dos euros y espera recaudar 40 millones. Los dedica a la limpieza de las
zonas turísticas y a eventos que atraen visitantes, como Eurovisión el año
pasado o la Web Summit.
Berlín, un 5% del
precio de alojarse. La tasa turística es una competencia de los ayuntamientos y
la cobran unas 30 ciudades (entre ellas Hamburgo y Frankfurt). En Berlín los
turistas pagan desde 2014 un 5% del precio neto de sus pernoctaciones, con un tope
de 21 días. En 2017 la ciudad recaudó unos 31 millones de euros, que se
destinan al presupuesto general. Una ley que introdujo el llamado City Tax
exime a los viajeros de negocios del impuesto.
París, promoción y
gastos que generan los visitantes. La tasa turística que cobra París (a todo
visitante mayor de 18 años) oscila entre cinco euros y 0,25 en función en
función de la categoría del establecimiento. El precio lo decide cada año el
Consejo de París. Los ingresos se destinan al desarrollo y promoción del
turismo así como a financiar “gastos ligados a la frecuentación turística o a
la protección de sus espacios naturales”.
Con información de:
Javier Martín, Enrique Müller y Silvia Ayuso.
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