Reflexiones en torno al Día europeo de las Víctimas del terrorismo (2): “LA AMBIGÜEDAD DE LAS CONDENAS ”.

El Rincón de Góngora

Javier Barraycoa


PARTE 2 – “LA AMBIGÜEDAD DE LAS CONDENAS ”
La banalidad del mal del terrorismo, al no poder ser defendida explícitamente, se esconde bajo los recovecos de un lenguaje ambiguo, indescifrable muchas veces, críptico por no decir hipócrita. Los ejemplos, desgraciadamente son demasiados. En el caso concreto de España y más en específicamente respecto al terrorismo etarra, todos hemos sido testigos doloridos de las resistencias del mundo abertzale para condenar el terrorismo o el retorcimiento del lenguaje para justificarlo. 

En la Instrucción Pastoral de la Conferencia episcopal, de noviembre de 2002, y titulada “Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias“, se lee: “A pesar de las reiteradas condenas que la inmensa mayoría de personas y grupos sociales hacen de la violencia terrorista, a veces se observan ambigüedades que ocultan el coherente enjuiciamiento moral de la asociación terrorista” (pto. 3). Los ejemplos que ilustran esta afirmación son trágicamente demasiados. Pero analicemos algunos ejemplos.

En las teóricas jornadas del dudoso final de ETA, la banda terrorista emitía en abril de 2018 un comunicado que reproducimos a pie de página[1], y del que entresacamos unas muestras de ese lenguaje: “ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, quiere reconocer mediante esta declaración el daño que ha causado en el transcurso de su trayectoria armada, así como mostrar su compromiso con la superación definitiva de las consecuencias del conflicto y con la no repetición … En estas décadas se ha padecido mucho en nuestro pueblo: muertos, heridos, torturados, secuestrados o personas que se han visto obligadas a huir al extranjero. 

Un sufrimiento desmedido. ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor, y desea manifestar que nada de todo ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo, pues hace ya mucho que este conflicto político e histórico debía contar con una solución democrática justa. De hecho, el sufrimiento imperaba antes de que naciera ETA, y ha continuado después de que ETA haya abandonado la lucha armada … Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras … 

Entendemos que muchos consideren y expresen que nuestra actuación ha sido inaceptable e injusta, y lo respetamos, pues a nadie se le puede forzar a decir lo que no piensa o siente. Para otros muchos también han sido totalmente injustas, pese a utilizar el disfraz de la ley, las acciones de las fuerzas del Estado y de las fuerzas autonomistas que han actuado conjuntamente, y tampoco esos ciudadanos y ciudadanas merecen ser humillados …”

para ETA, hay dos tipos de víctimas que ella misma ha provocado: los responsables o representantes del “mal estructural del Estado“

Este texto es suficientemente elocuente como para descifrar algunas claves del concepto de terrorismo usado por los propios terroristas y los presupuestos filosóficos que implican. Por resumir y ser breves: 1) ETA deja asentada su identidad en cuanto que “organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional” (ello tendrá importancia en el transcurso de esta exposición); el dolor el sufrimiento y la injusticia, se reparte por igual en ambos lados del mal denominado “conflicto”; el dolor y sufrimiento de las víctimas de ETA es accidental (“pasaban por ahí”) y fruto del azar. Por el contrario el mundo abertzale ha sufrido un terrorismo intencionado y estructural por parte del Estado; por último: para ETA, hay dos tipos de víctimas que ella misma ha provocado: los responsables o representantes del “mal estructural del Estado“(militares, policías, políticos,…) y las víctimas fruto del azar de las que moralmente no puede responsabilizarse. Unas se justifican y otras se lamentan.


Poco después de este comunicado, la organización terrorista ETA, emitía otro escenificando su “disolución”. Veía la luz el 16 de abril de 2018. Entresacamos nuevamentes algunas frases imbuidas de connotaciones perversas, pero que nos señalan el itinerario de reflexión. Igualmente, a pie de página exponemos el comunicado completo[2]:

“ … ETA ha disuelto completamente todas sus estructuras y ha dado por terminada su iniciativa política. De este modo, como consecuencia del cambio estratégico de toda la izquierda abertzale, ETA ha llevado a término el proceso iniciado en 2010 … Así, cumplió los compromisos tomados hasta entonces y adquirió nuevos compromisos. En su acción más significativa, ETA le dio al pueblo sus armas y dejó en manos de la sociedad civil la responsabilidad de su desarme. El pueblo es también el receptor fundamental de esta última decisión: Porque ETA se formó del pueblo y al pueblo vuelve. Porque se fundamenta en la confianza en la fuerza del pueblo. Y, sobre todo, porque quiere hacer una aportación en el camino hacia la consecución de la paz y la libertad en Euskal Herria … A lo largo de los años, se han hecho numerosos esfuerzos para encauzar por vías racionales el conflicto político … 

No hemos sido capaces de llegar a acuerdos, ni entre ETA y el gobierno, ni entre los agentes vascos. Es una responsabilidad compartida y ETA asume la parte que le corresponde … Años de confrontación han dejado heridas profundas y hay que darles la cura adecuada”.

Este lenguaje y discursos no son accidentales sino que corresponden a una ontología o cosmovisión revolucionaria con la que es totalmente coherente.

Nuevamente este texto de ETA nos deja una pistas: 1) El abandono de la violencia es estratégico; 2) queda justificada la violencia, así como su retirada, bajo la teoría contractualista de Rousseau, esto es de la voluntad del pueblo y 3) todas los agentes de la violencia, los ejecutores y los que la sufrieron, son identificados en el mismo plano moral.

Este lenguaje y discursos no son accidentales sino que corresponden a una ontología o cosmovisión revolucionaria con la que es totalmente coherente. Se cumple perfectamente lo que denunciaba el anteriormente citado documento de la Conferencia episcopal: “El terrorismo no niega que sus actividades sean violentas y que están cargadas de consecuencias lamentables, pero las justifica como necesarias en virtud de la supuesta grandeza del fin perseguido. Es una explicación ideológica de la violencia criminal en el peor sentido de la palabra “ideológica”, es decir, encubridora de algo injustificable” (pto. 9)



Los que -posiblemente de forma inconscientemente- han aceptado esta ontología de la violencia, aún cuando aparentemente quieren condenar la violencia etarra, no pueden menos que someterse a su discurso de justificación. Un ejemplo, entre miles, es el del Lehendakari Urkullu, cuando el 10 de marzo de 2018 en un acto en colaboración con asociaciones de víctimas del terrorismo, cuyo lema era “Fue injusto. Gizartea eta biktimak, elkarrekin oraina eta etorkizuna eraikiz” (“Sociedad y víctimas, construyendo juntas el presente y el futuro”)[3], afirmaba que “el sufrimiento padecido por las víctimas del terrorismo fue injusto” y abogando por que víctimas y sociedad caminasen juntas y unidas en la construcción de la convivencia”. Entre las víctimas se encontraban 50, fruto de las acciones de ETA, el GAL y el Batallón Vasco Español.

el uso performativo del lenguaje por parte del mundo abertzale  ha contagiado incluso a los antinacionalistas,
El lehendakari hizo uso de un lenguaje que ya ha capturado a muchos de los que incluso dicen estar contra la violencia: “Afirmamos -decía aquel día- que fue injusto y que ahora caminaremos juntos. No hay dos partes, las víctimas por un lado y la sociedad por otro … Lograrlo es demostrar que, a pesar de todo, la voluntad de convivir democrática y pacíficamente es más fuerte que la violencia y el terror … No sabemos si alguna vez ETA y el resto de organizaciones terroristas llegarán a hacer una lectura autocrítica sobre lo que hicieron (pero) deberían hacerlo (y la sociedad y las instituciones vascas) sí podemos hacerlo”. A continuación, distinguió tipos de víctimas al referirse a las provocadas por los GAL, Batallón Vasco Español y organizaciones terroristas similares: “decir fue injusto significa recordar que su violencia provocó víctimas mortales y gravísimos sufrimientos que no siempre fueron reconocidos y, en algunos casos, ni siquiera investigados … la impunidad no puede ser la última palabra … el Estado tiene una responsabilidad”.

De este excurso entresacamos nuevamente unas ideas clave: 1) En este caso Urkullu, aparentemente al lado de las víctimas, asumía la semántica etarra; 2) La víctimas causadas por eta son injustas pero no requieren hacer justicia sobre sus ejecutores sino perdonarlos; las víctimas causadas por el GAL exigen que el estado haga justicia respecto hacia sus verdugos; 3) Víctimas u sociedad quedan identificadas en un peligroso supuesto panteísta, donde las víctimas son la inevitable consecución de un conflicto inherente a la sociedad vasca; 4) por último, y muy importante, es el distingo que establece entre la convivencia pacífica y la violencia y terror como si fueran incompatibles. Posteriormente intentaremos demostrar como las ideologías modernas han defendido la tesis de una clara relación entre violencia y terror como causa de modernización y democracia.

Las aparentes buenas intenciones del discurso de Urkullu se evidenciaron contradictorias con su praxis política al intentar implementar, a modo de prueba piloto, unas unidades didácticas en el sistema educativo vasco que intentaban explicar la historia de ETA, desde el relato creado por el mismo mundo abertzale que justificaba a ETA[4]. Ello provocó las protestas de las asociaciones de víctimas del terrorismo y algunos partidos pues consideraban que se trataba de un intento de “blanquear” a la banda terrorista[5]. Lo más sorprendente es que entre los elaboradores de estas unidades se encontraban el historiador Juan Pablo Fusi (al que luego reservaremos una reflexión)[6].

Ante este ejemplo del uso performativo del lenguaje por parte del mundo abertzale y que ha contagiado incluso a los antinacionalistas, se hace inevitable una pregunta: Está la sociedad actual, y su intelectualidad o clase política, capacitada para pensar el terrorismo fuera de las categorías creadas por los propios agentes del terrorismo. Por desgracia debemos anticipar que creemos sinceramente que la respuesta es: no.


@JBarraycoa

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