El Rincón de Góngora con el Cine: Coco Chanel contra el mundo.
El Rincón de Góngora
Cine
La próxima edición del
festival Moritz Feed Dog trae un puñado de películas que van mucho más allá de
las pasarelas como la trepidante 'The Wars of Coco Chanel', que revela el lado
más oscuro de 'mademoiselle' Chanel: el colaboracionismo nazi, su pasado como
espía y un polémico exilio en Suiza.
«Toda mi vida ha sido
una batalla», solía decir la temperamental Coco Chanel, una mujer de armas
tomar que se peleó hasta el fin de sus días con todo aquel que osara
interponerse entre ella y su destino elegido: éxito, dinero y la inmortalidad
de su propia leyenda. La de Coco Chanel es una historia de lucha, forjada a
base de un increíble instinto de supervivencia y un carácter volcánico y
testarudo. El documental The Wars of Coco Chanel, producido por Arte y dirigido
por Jean Lauritano, se zambulle en la cara B de la diseñadora más importante
del siglo XX y revela su lado más oscuro, ese que pocas veces aparece cuando se
habla de sus famosos trajes de tweed, sus perfumes superventas y sus coqueteos
con la aristocracia inglesa.
Sin pedir permiso ni
perdón a nadie, la de Coco Chanel es la historia de una pelea constante contra
el mundo que empezó muy pronto, en la infancia, en el orfanato en el que creció
con sus dos hermanas tras la muerte prematura de su madre. Allí, las monjas la
enseñaron a coser. De aquella vida sencilla y frugal, aseguran la mayoría de
sus biógrafos, viene su gusto por lo austero.
El carácter
temperamental de Chanel no se apagó con los años, duró hasta sus últimos días.
Viejita, cansada y algo cascarrabias, Coco Chanel se negó a complacer a los
demás hasta el final. Había cumplido los 80 cuando dijo no por última vez:
rechazó participar en el musical de Broadway inspirado en su vida en el que
Katharine Hepburn la interpretaba. Se negó a colaborar, alegando que le parecía
«tedioso» y fue Cecil Beaton quien se encargó del vestuario.
Así empieza The Wars of
Coco Chanel, que no es otra cosa que una lista de todas las batallas que
mademoiselle Chanel libró contra el mundo: contra su destino, contra las normas
de la sociedad, contra lo políticamente correcto, contra sus socios, contras
los tribunales, contra la prensa e incluso contra su propio país, Francia, que
abandonó tras el final de la Segunda Guerra Mundial, acusada de
colaboracionismo, para refugiarse en Suiza con su amante nazi.
El colaboracionismo de
Chanel con los nazis es uno de los capítulos más jugosos del documental. La diseñadora
no tardó en llevarse bien con los ocupantes que, como ella, vivían en el Ritz
de París. Por varios motivos. Uno era la mera supervivencia comercial (otras
firmas de moda cerraron con la llegada de los alemanes a la capital francesa),
otro era el amor (su historia con Hans Günther von Dincklage no fue cualquier
cosa y superó hasta los juicios de Núremberg) y el tercero era el chantaje
familiar: al principio de la guerra, un sobrino de Coco Chanel fue detenido y
enviado a un campo de concentración nazi, algo que los alemanes usaron para
pedirle favores.
Ella accedió a efectuar
varias misiones como espía: estuvo en Berlín y en dos ocasiones en Madrid. Su
nombre en clave, registrado por la Abwehr en el verano de 1941, era Westminster
precisamente por sus buenas relaciones con las altas esferas londinenses y, en
concreto, con Winston Churchill, de quien siempre se ha dicho que la salvó de
ser condenada por traidora en Francia tras la guerra. Otra de sus grandes
batallas fue con los Wertheimer, hoy propietarios de Chanel, que fueron sus
primeros socios en el mundo del perfume. La lucha se prolongó durante 30 años,
de tribunal en tribunal. Chanel llegó a denunciar a Pierre Wertheimer como
judío ante los nazis, pero de poco le sirvió.
El documental sobre el lado
oscuro de Coco Chanel no es el único que retrata, en el fondo, las aristas del
fin de una época, la Belle Époque y los alocados 20. El Moritz Feed Dog también
proyectará Paris Couture, que narra con bellísimas imágenes en blanco y negro
el canto del cisne de la Alta Costura. ¿Qué ocurrió para que sólo un año
después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1946, existieran más de un
centenar de firmas de Alta Costura operativas en París y que tras Mayo del 68
tan sólo quedaran 17 en pie? ¿A dónde fue a parar aquel mundo de lujo,
esplendor y trajes hechos a medida? La respuesta más fácil sería echar la culpa
a la romántica revuelta estudiantil que buscaba la playa bajo los adoquines,
pero como suele sucede, nada es tan sencillo como parece.
Publicado en El Mundo:
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