El Rincón de Gónoora - Evaluar o regalar por Román Langosto.
El Rincón de Góngora
Educación
Evaluar o regalar
Román Langosto
En algunos países de
Europa, cautos y seguros de que los decimales no acababan de resolver los
problemas de la evaluación de los alumnos, dado que el redondeo siempre ha sido
práctica más que habitual, han decidido usar únicamente números enteros.
Naturalmente, la decena no recogía completamente la diversidad que aparece
cuando se tiene que computar los resultados de los exámenes y más después de la
decisión que cito en estas primeras líneas. Solución: ampliar las opciones
hasta 20, ponderando cuando convenga la nota. Así, un 10 es un 5 y un 16
equivale a un 8. Se han eliminado los decimales y la tentación del redondeo, e
informáticamente resulta fácil y hasta elegante.
En Cataluña, en la
Cataluña de la inmersión, en el sistema educativo de esa Cataluña del mangoneo
separatista, de la manipulación histórica, del adoctrinamiento sin velo y de la
discriminación, también, por si fuera poco, se sufre la asfixiante presencia en
reuniones y evaluaciones de unos psicopedagogos que, al socaire de atender la
diversidad, sofocan e imponen opiniones en muchas ocasiones en contra de lo
argumentado por los profesores reunidos en junta.
De semejante ambiente
ha surgido la última necedad que, más que evaluar, consigue devaluar
definitivamente lo que en buena medida ya era desastroso.
Vamos a ver. A
iniciativa de los citados y dada la tácita connivencia de muchos otros, se ha
eliminado de un plumazo cualquier sombra de guarismo en la evaluación de los
estudiantes, con lo que la laxitud se ha apoderado definitivamente del sistema.
En consecuencia, los números se han sustituido por cláusulas encabezadas por
dos letras que siempre aparecen abreviadas, quedando del siguiente modo:
NA: no assoleix / no
alcanza
AS: assoleix
suficientment / alcanza con suficiencia
AN: assoleix
notablement / alcanza con notable
AE: assoleix
excelentment / alcanza con excelente
Tal aberrante sistema
esconde varios problemas:
1. El verbo catalán
assolir es de difícil traducción al español, motivo por el que ha sido
propuesto para tal función, a fin y efecto de distinguir, diferenciar y hasta
convertir las evaluaciones en algo incomprensible para cualquiera que no sea
catalán.
2. Y asunto de mayor
enjundia: NA recoge cualquier resultado entre el 0 y el 4,99. El AS guarda del
5 al 6,99. El AN, del 7 al 8,99, y el AE, del 9 al 10.
Todo este asunto
esconde la absoluta necesidad que el sistema educativo catalán tiene de
demostrar su pertinencia y su éxito. La laxitud en las notas, el más o menos,
amaga la profunda realidad en la que se encuentra: sin motivación, sin
soluciones, con la terrible carga de miles de alumnos con un título fantasma
que no soporta la equiparación con cualquier otro, no ya del resto de España,
sino de Europa, mientras las autoridades autonómicas se niegan a cualquier
prueba externa proveniente del ministerio porque dejaría en evidencia todo el
sistema, desde la inmersión hasta el aberrante modelo de evaluación o la
pasmosa presencia de psicopedagogos.
Tal sistema presenta la
elocuente particularidad de matar de un plumazo cualquier sombra de esfuerzo.
Un 0 es lo mismo, a todos los efectos, que un 4,5. Un aprobado raspado igual
que un 6,5. Un 7 y un 8, lo mismo. Y un 9 igual que un 10.
A escasos meses de
haberse convertido este sistema canalla en general y habiendo transcurrido tan
solo una evaluación, resulta imposible convencer a los alumnos para que con un
poco de esfuerzo pasen del 5 al 6, o del 7 al 8. Y aquellos que simplemente han
abandonado sus obligaciones y merecen un 0, obtienen la misma nota que quienes,
a pesar de su trabajo, alcanzan nada más un cuatro.
Terrible sistema que
además de igualar a todos por abajo y negar cualquier tipo de estímulo,
desinforma a los padres, hurtándoles datos que sin duda son esenciales.
¿Qué hacer? Mientras
las autoridades educativas en Cataluña sean las que son y no haya cambios
radicales, los alumnos catalanes serán cada día más manipulables en lo político
y más vulnerables en lo laboral, pues gente con una formación tan devaluada, a
pesar de que pueda ostentar títulos no falsos, pues no lo son, sino inútiles,
serán fácil pasto del paro o de trabajos precarios.
¿Soluciones? De forma
inmediata, unas pruebas externas no manipuladas dependientes del Estado
pondrían en jaque tal sistema educativo, alejando al menos temporalmente la
horrible sombra del regalo educativo, lo que equivale al descrédito.
Informando El Rincón de Góngora
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