el Rincón de Góngora - Viajar a la Alsacia Francesa es un placer con esos impresionantes parajes.
El Rincón de Góngora
Turismo
Alsacia, en el nordeste
de Francia, es una de las regiones más bellas e interesantes de Europa. Este
territorio, como sabréis, pasó de mano en mano a lo largo de la historia por
las disputas entre alemanes y franceses. De hecho, los topónimos, las
tradiciones, la gastronomía o la arquitectura podrían recordar a cualquier
pueblo de la vecina Selva Negra (otra zona preciosa, por cierto). Pero además
de ser una región histórica, Alsacia es un imán para el turismo: pueblos
encantadores, paisajes bucólicos, castillos espectaculares, buen vino… en fin,
una encanto. En este post hemos seleccionado algunos de los mejores lugares que
visitar en Alsacia.
Eguisheim
Si hacéis una ruta por
Alsacia de norte a sur, Eguisheim [foto inferior] es el primer lugar que os
sugerimos visitar. De todos los pueblos bonitos de la región, que son muchos,
Eguisheim es uno de los más espectaculares. Su casco antiguo, pequeño y en
forma circular, es coqueto hasta el último detalle. La Rue du Rempart, camino
de ronda en tiempos medievales, es una de las calles más bellas que vimos en
Alsacia. Y también es magnífica su plaza central, con el Château, la Capilla y
la Fontana de Saint-Léon, dedicadas al Papa León IX, nacido allí.
Colmar
Colmar, la capital del
vino de Alsacia, es el pueblo más turístico y popular de la región. Aunque
quizá es menos acogedor que el resto de los que veremos (ya que es mucho más
grande), lo cierto es que su fama está bien merecida. Su casco antiguo alberga
una buena cantidad de preciosos edificios de diferentes estilos, desde el
barroco hasta el renacentista, y además cuenta con museos tan importantes como
el Unterlinden, con una amplia colección de arte de diferentes épocas. Pero su
lugar más conocido y fotogénico es la Petite Venise, una zona cruzada por
varios canales que invita a un relajado paseo en barca.
Turckheim
Siguiendo por la
llamada Ruta de los vinos de Alsacia en dirección oeste, encontraremos en pocos
minutos el pequeño pueblo de Turckheim. No es tan visitado como el resto, pero
quizá por eso nos agradó especialmente. Sus tranquilas calles, donde la vida parece
fluir a cámara lenta, están llenas de casitas entrañables con esos entramados
de madera y esos adornos florales tan característicos de la zona. Pero, además,
Turckheim tiene unas murallas medievales bien conservadas y varias puertas de
entrada a la ciudad que justifican un paseo por el pueblo.
Gracias por la aportación Javier G.L.
GóngoraNs
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