De Franco a la Corona.
El Rincón de Góngora
Nacional
Si quieren sacar a
Franco de la fosa es para meter en ella a la Corona, máximo símbolo y realidad
legal del régimen constitucional de 1978, fruto del gran pacto de la Transición
entre las dos Españas que, cuarenta años atrás, se habían enfrentado por culpa
del PSOE en una cruenta guerra civil. Y el que no vea que los tres pasos para
liquidar, con la Corona, el régimen constitucional, son: 1/ sacar a Franco de
su tumba; 2/ sentar en el banquillo a Juan Carlos; y 3/ echar a Felipe VI como
heredero de Juan Carlos y de Franco, que es el último obstáculo para la
república popular que, sin pasar por las urnas, ya se ha instalado en el
Gobierno, está ciego o no quiere ver.
Hoy se cumple el aniversario del
asesinato del líder parlamentario de la derecha José Calvo Sotelo -fueron a
matar a los otros dos, Gil Robles y Goicoechea, pero no los encontraron en
casa- por pistoleros de uniforme que dirigían los guardaespaldas del socialista
Indalecio Prieto, que nunca prescindió de su asesino de confianza. Como
recuerdo en Memoria del comunismo, el Gobierno se negó a investigar el
asesinato, y Melquíades Álvarez escribió una carta a Zugazagoitia
avergonzándose de formar parte de un régimen que buscó deliberadamente la
guerra civil. Besteiro fue el que más duramente atacó que Largo Caballero (y
Prieto, claro) nos llevara deliberadamente a la contienda. Ya no hay besteiros
en el PSOE. Y Sánchez, con Podemos y toda la patulea separatista, ha declarado
la guerra civil a la sociedad civil, a nuestra nación.
En 40 días no ha hecho
nada compatible con la legalidad constitucional. Y como no hay Oposición, el
último obstáculo es el Rey. Sucede que no hay por donde cogerlo, porque ha
sido, sobre todo ante el Golpe, ejemplar, así que hay que desacreditar al Rey
que abdicó para liquidar al que reina. Pocos han sido tan perseguidos como yo
por Campechano. En El linchamiento cuento en detalle algún episodio. Pero son
los juancarlistas de ayer, que, con Zarzuela y PRISA al frente, linchaban a los
que pedíamos su abdicación, los que hoy lo atacan para echar a Felipe VI, precisamente
porque no lo tienen pillado por la bragueta o el bolsillo. Ayer, la amiga
entrañable de Garzón, ministra de Justicia, saltó sobre una grabación de las
cloacas asegurando su procesamiento. Como lo de Prada les salió bien, repiten.
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